Carmencita | EL UNIVERSAL - Cartagena

2022-05-21 18:42:22 By : Ms. helen lee

C armencita Lemaitre tiene 103 años y cuenta con óptima salud. El secreto de su eterna juventud tiene mucho que ver con su exquisito humor. Cuando José Cesáreo puso sus ojos en ella, al jugar tenis en la cancha de El Cabrero, perdió el control de la bola y perdió el partido.

Durante aquellos encuentros vespertinos en pleno auge de la juventud iniciaron su relación amorosa, de la cual ella guarda entrañables recuerdos.

Ya casados vivieron en el segundo piso de la joyería Cesáreo donde conocieron el ambiente de la vecindad. Contaba que cerca vivía el comerciante Eduardo Yabrudy quien se asomaba a su balcón envuelto en corta y elegante bata. Una mañana el insolente vendedor de periódicos le gritó desde la calle: “Señor Yabrudy, se le ven” y él con una sonrisa socarrona contestó: “Dichoso tú, yo tengo años que no las veo”. Dio media vuelta y se perdió.

Cuando habla del Bar El Gallo, describe la Cartagena de los años cuarenta y anteriores. La vieja ciudad del vestido de lino y el sombrero canotier. Aquella población de comerciantes como Don Víctor Covo y Arturo Franco, socios de la ferretería en la calle del Candilejo que frecuentaban el bar. Dice, que una vez entrando ellos al Gallo, pusieron los canotier en la sombrerera y un visitante tropezó el mueble, los sombreros cayeron al piso y un perro callejero que por allí andaba los orinó. El dueño del bar lo sacó a escobazos cuando tenía en la boca el canotier de Covo, que en veloz carrera se llevó.

Los hermanos Elías y Teófilo Barbur, testigos de ese suceso, lo comentaban frente a los mostradores de la Casa Blanca cuando Jacinta Cassiani experta fritanguera les llevaba empanadas con huevo y carimañolas que degustaban junto al quibbe y la galleta turca.

Después de salir del Club de Pesca una mañana, le ocurrió a José un grave accidente al impactar su lancha contra el puente de Chambacú. Fue hospitalizado y estuvo al borde de la muerte. Las cicatrices lo acompañaron toda su vida y ella aún las lleva guardadas en el corazón. Carmencita quiere rendirle homenaje a la plaza de Los Coches, a la Torre del Reloj y a los sonidos del tiempo. Quiere acercarse a los recuerdos del Portal de los Dulces, llegar a la casa de la joyería donde vivió y en una mirada al pasado sentirse rodeada de su esposo y su familia. Dichosa mujer de memoria infinita, de diáfano corazón y enorme talento. La imagino frente al reloj de la ciudad conversando con las horas y los años. La imagino revisando el inagotable archivo de recuerdos que tendrá para contar a los 103 años de su perdurable juventud.